El truco para volar con seguridad, decía siempre Zöe, era no comprar jamás un pasaje con descuento y decirse que no había nada que hiciera apetecible la vida eterna así que si el avión se estrellaba, la cosa no era tan grave tampoco. Después, cuando no se estrellaba, cuando una había logrado mantenerlo a flote con su propia falta de valor, de importancia, lo único que quedaba por hacer era salir a los tropezones, localizar las valijas y, para cuando llegara un taxi, encontrar una razón persuasiva para seguir viviendo.
Lorrie Moore
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